La neumonía, llamada también pulmonía, afecta a muchas personas especialmente niños y adultos mayores.
Dado
que la más habitual es la neumonía originada por el neumococo,
describimos a continuación sus síntomas. Generalmente, el comienzo es
brusco, con escalofríos intensos, dolor en el pecho que se incrementa al
respirar, fiebre elevada, tos, esputos de color ocre, y acentuado
decaimiento con sensación de gravedad.
Las neumonías. causadas por
otras bacterias presentan síntomas similares. En cambio, las provocadas
por virus se inician de una forma gradual y, además, existe dolor
generalizado en el cuerpo, cefalea, la tos es más seca y se expectora
poco.
Por otra parte, no suele producir escalofríos y no se acusa una
tan acentuada repercusión en el estado general de los enfermos, hasta
el punto de que éstos suelen encontrarse relativamente bien.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
Las
radiografías pulmonares permiten constatar si existe condensación en
alguna zona de los pulmones.
Es conveniente extraer sangre para, por
medio de un cultivo, determinar el germen causante de la afección.
También se puede hacer un cultivo del esputo o del líquido pleural en el
caso de que exista derrame.
Remedios para la neumoría
Remedio para la neumonía #1 Lavar un mazo de berro y verter en un litro de agua. Hervir por 19 minutos. Cubirir y dejar refrescar. Colar y tomar a lo largo del día.
Remedio para la neumonía #2: Efectuar vahos con aceite de eucalipto. Si no lo encuentra puede usar hojas de eucalipto
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Por lo general, al curarse la neumonía o la bronconeumonía...
Los tejidos recobran la normalidad y, en el plazo de un mes, se recupera toda la capacidad respiratoria. Años atrás, cuando no se disponía de antibióticos, era más frecuente que una zona del pulmón adquiriese una consistencia más dura y, con el tiempo, quedaba como una cicatriz. También la complicación es posible si la neumonía no se trata en seguida y adecuadamente.
Debido a que las defensas de su organismo son menores, los ancianos, y también los niños, son los individuos más expuestos a contraer afecciones respiratorias como la neumonía. La dificultad para respirar, el dolor en el costado y la fiebre muy alta son los principales síntomas.
Si un cuerpo extraño penetra en el pulmón, es casi seguro que se producirá una neumonía...
Porque, junto al objeto de que se trate, también penetran gran cantidad de gérmenes. El pulmón y los bronquios poseen una capacidad de defensa que suele bastar para combatir las partículas y microorganismos que llegan hasta ellos. Lo que ocurre es que a veces se ve desbordada esta capacidad de defensa y entonces proliferan los gérmenes y se manifiesta la neumonía.
Los tejidos recobran la normalidad y, en el plazo de un mes, se recupera toda la capacidad respiratoria. Años atrás, cuando no se disponía de antibióticos, era más frecuente que una zona del pulmón adquiriese una consistencia más dura y, con el tiempo, quedaba como una cicatriz. También la complicación es posible si la neumonía no se trata en seguida y adecuadamente.
Debido a que las defensas de su organismo son menores, los ancianos, y también los niños, son los individuos más expuestos a contraer afecciones respiratorias como la neumonía. La dificultad para respirar, el dolor en el costado y la fiebre muy alta son los principales síntomas.
Si un cuerpo extraño penetra en el pulmón, es casi seguro que se producirá una neumonía...
Porque, junto al objeto de que se trate, también penetran gran cantidad de gérmenes. El pulmón y los bronquios poseen una capacidad de defensa que suele bastar para combatir las partículas y microorganismos que llegan hasta ellos. Lo que ocurre es que a veces se ve desbordada esta capacidad de defensa y entonces proliferan los gérmenes y se manifiesta la neumonía.
Es importante, en este sentido, que se evite que los niños muy pequeños, es decir, menores de 3 años, coman cacahuetes, caramelos, etc., y que se lleven a la boca objetos susceptibles de producir un accidente como el mencionado.
¿Existen algunos factores o circunstancias que contribuyan a la aparición de una neumonía?
La exposición al humo de tabaco, humos tóxicos, industriales y otros contaminantes que dañan la función ciliar de las vías respiratorias. También el alcohol y las drogas, ya que, sobre todo el primero, altera la función de los leucocitos (de defensa).
Y, por supuesto, tienen más riesgo quienes padecen enfermedades crónicas o debilitantes con sistemas inmunológi-cos alterados: enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), malnutrición, diabetes, etc.
¿Es posible prevenir la neumonía?
Hay ciertas medidas que pueden ayudar a prevenirla. Por ejemplo, dando importancia a los síntomas de procesos respiratorios que duren más de unos días; cuidando los hábitos de salud, alimentación e higiene; practicando ejercicio físico se aumenta la capacidad pulmonar, favoreciendo la resistencia y recuperación de todas las enfermedades de las vías respiratorias.
Por otro lado, también las personas de riesgo (ancianos, personal sanitario, in-munodeprimidos, asmáticos, cardiópatas, etc.) deben administrarse como prevención la vacuna antigripal.
La tuberculosis podría llamarse, y de hecho así se hace, neumonía tuberculosa...
Lo que ocurre es que la tuberculosis es una infección producida por bacilos capaz de afectar a diversas partes del organismo: pulmones, cerebro, riñon, intestinos, etc.
El curso de esta infección es lento y el diagnóstico difícil, debido a la escasez de signos y de síntomas.
El tratamiento de la tuberculosis es completamente distinto al de las otras neumonías, ya que es preciso administrar durante seis meses unos antibióticos especiales. Así, al tener una evolución y tratamiento tan diferentes del resto de las neumonías, no parece que se haya de considerar como una de éstas, aunque en realidad lo sea.
¿Existen algunos factores o circunstancias que contribuyan a la aparición de una neumonía?
La exposición al humo de tabaco, humos tóxicos, industriales y otros contaminantes que dañan la función ciliar de las vías respiratorias. También el alcohol y las drogas, ya que, sobre todo el primero, altera la función de los leucocitos (de defensa).
Y, por supuesto, tienen más riesgo quienes padecen enfermedades crónicas o debilitantes con sistemas inmunológi-cos alterados: enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), malnutrición, diabetes, etc.
¿Es posible prevenir la neumonía?
Hay ciertas medidas que pueden ayudar a prevenirla. Por ejemplo, dando importancia a los síntomas de procesos respiratorios que duren más de unos días; cuidando los hábitos de salud, alimentación e higiene; practicando ejercicio físico se aumenta la capacidad pulmonar, favoreciendo la resistencia y recuperación de todas las enfermedades de las vías respiratorias.
Por otro lado, también las personas de riesgo (ancianos, personal sanitario, in-munodeprimidos, asmáticos, cardiópatas, etc.) deben administrarse como prevención la vacuna antigripal.
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Lo que ocurre es que la tuberculosis es una infección producida por bacilos capaz de afectar a diversas partes del organismo: pulmones, cerebro, riñon, intestinos, etc.
El curso de esta infección es lento y el diagnóstico difícil, debido a la escasez de signos y de síntomas.
El tratamiento de la tuberculosis es completamente distinto al de las otras neumonías, ya que es preciso administrar durante seis meses unos antibióticos especiales. Así, al tener una evolución y tratamiento tan diferentes del resto de las neumonías, no parece que se haya de considerar como una de éstas, aunque en realidad lo sea.
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